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Extraer la pulpa de mangostán:
Con cuidado, separa la pulpa del mangostán, procurando obtener la mayor cantidad de fruta posible y reservándola en un bol.
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Hidratar la gelatina:
Coloca las hojas de gelatina en un recipiente con agua fría durante unos 5–10 minutos, hasta que se ablanden. Si usas gelatina en polvo, hidrátala según las indicaciones del envase.
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Preparar la base de mousse:
En una licuadora, coloque la pulpa de mangostán, la leche de coco, el azúcar, el zumo de lima y la pizca de sal. Licúa hasta obtener un puré homogéneo y sin grumos.
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Incorporar la crema de coco y la gelatina:
Calienta la crema de coco en una cacerola a fuego muy bajo (sin llegar a hervir) y añade la gelatina hidratada, removiendo hasta que se disuelva por completo.
Vierta esta mezcla caliente en el puré de mangostán y leche de coco. Integra bien todos los ingredientes batiendo suavemente.
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Verter en moldes y enfriar:
Distribuye la mezcla en recipientes individuales o en un molde grande. Refrigera durante al menos 4 horas (preferiblemente de un día para otro) para que la mousse cuaje adecuadamente.
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Servir y decorar:
A la hora de servir, decora con un poco de ralladura de lima o unas hojas de menta fresca para aportar un toque aromático adicional.
Beneficios del Mangostan
El mangostán, conocido popularmente como "la reina de las frutas", es altamente valorado en la medicina tradicional asiática por sus propiedades antioxidantes. Sus compuestos, principalmente las xantonas, ayudan a combatir el estrés oxidativo y tienen potenciales efectos antiinflamatorios. Además, es una buena fuente de vitamina C, lo que favorece el sistema inmunológico, y aporta minerales que colaboran con el bienestar general.
La combinación con el coco en esta receta no solo refuerza la textura cremosa del mousse, sino que también añade grasas saludables y ácidos grasos de medios, beneficiosos para la energía y la salud cardiovascular. La acidez de la lima equilibra el dulzor del postre y potencia la absorción de nutrientes.